No hay un acuerdo universal sobre
la periodización de la historia, aunque sí un consenso académico sobre los
periodos de la historia de la civilización occidental, basado en los términos
acuñados inicialmente por Cristóbal Celarius (Edades Antigua, Media y Moderna),
que ponía al mundo clásico grecorromano y su Renacimiento como los hechos
determinantes para la división; y que actualmente es de aplicación general.30
La acusación de eurocentrismo que se hace a tal periodización no impide que sea
la más utilizada, por ser la que responde precisamente al desarrollo de los
procesos históricos que produjeron el mundo contemporáneo.
En cuanto a la división del
tiempo prehistórico en Edad de la Piedra y Edad de los Metales, fue propuesta
en 1836 por el arqueólogo danés Christian Jürgensen Thomsen.
La evolución tecnológica presenta
dos grandes cesuras en el pasado de la humanidad: la revolución neolítica y la
revolución industrial, lo que permite hablar de tres grandes periodos: el
carcterizado por la exclusividad de sociedades cazadoras-recolectoras, el
preindustrial y el industrial (a veces se emplea el adjetivo postindustrial
para el periodo de la historia más reciente).
El problema de cualquier
periodización es hacerla coherente en términos sincrónicos y diacrónicos, es
decir: que sea válida tanto para el transcurso del tiempo en un único lugar,
como para lo que ocurre al mismo tiempo en distintos ámbitos espaciales.
Cumplir ambos requisitos resulta difícil cuando los fenómenos que originan el
comienzo de un periodo en un lugar (especialmente el Próximo Oriente, Asia
central o China) tardan en difundirse o surgir endógenamente en otros lugares,
que a su vez pueden estar más o menos próximos y conectados (como Europa
Occidental o el África subsahariana), o más o menos lejanos y desconectados
(como América u Oceanía). Para responder a todo ello, los modelos de
periodización incluyen términos intermedios y periodos de solapamiento
(yuxtaposición de características distintas) o transición (aparición paulatina
de las novedades o características mixtas entre el periodo que empieza y el que
termina). La didáctica de la historia se ayuda frecuentemente de diferentes
tipos de representación gráfica de la sucesión de hechos y procesos en el
tiempo y en el espacio.
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